La nada misma

Flotar en el aire.
No.
Ni siquiera eso.
Es no sentir el cuerpo, ni el alma.
Sólo sentir la mente. Escucharla sin cesar.
Volverme loca de a poco, sentir que me pierdo.

Digo y hago, y desdigo y deshago. No sostengo. No persevero.
Bajo los brazos y al levantarlos pierdo fuerza.

Ayudas que no llegan, pero tampoco se piden. Mentiras y confusiones que rodean mis manos. Terceros que empeoran y primeros que estancan.

La nada misma, actualizada al hoy.

Deriva

Y no por algo que provenga de otra cosa.
Sino por no tener rumbo, ni barco.
Mirar hacia atrás y encontrar sonrisas, abrazos, besos, carcajadas, planes, proyectos... y hacia adelante la bruma enceguecedora. La nada. Lo oscuro. Lo indeterminado.