jueves, 27 de noviembre de 2008

Sobre amar y perdonar

No hago más que pensar en el amor. No pienso en la cagada ni en el futuro, ni en el pasado. Sólo pienso en el amor. Pienso en cómo me llena el alma, cómo completa mis días, en cuánta alegría me genera.
Pienso en la felicidad y la veo tan cerca en el pasado...
Pienso en el ahora y siento la oscuridad en mi mente, la veo con mis ojos, la escucho en el aire.
Vuelvo a pensar en el amor y cada vez más me convenzo de que amar debería dejar de ser algo tan racional. Amar se trata de sentir, de abrir el corazón, de dejar un lugar para que otro entre. Amarse debería consistir en juntar los cuerpos, y alejar las mentes. Amar es perdonar.
Cuántos años para entenderlo. Cuánto tiempo me llevó. Cuánto llanto acumulado. Cuánta porca miseria.
Pienso en el amor y pienso en el perdón. Pienso en el perdón y pienso en el tiempo. Pienso el en tiempo y lloro. Lloro porque el maldito, maldito reloj sigue corriendo, sigue degenerando mi ser. Vuelvo a pensar en el perdón y por primera vez lo pienso. Lo pienso, lo veo... es tan real. Es tan cierto y tan real. Y no lo es. No lo es porque lo reprime la conciencia, lo reprime la palabra.
Pienso en el amor, y siento el perdón. Siento aquel que honestamente di. Recuerdo no haber perdonado nunca. Pero también recuerdo haber otorgado alguno alguna vez. Recuerdo haber perdonado de palabra, y recuerdo haberlo hecho desde el alma. Desde ese lugar al que acudo esta vez. Ahí en lo profundo, en lo más hondo del ser. Ahí está lo que buscamos, y por pensar no lo encontramos.
Cuánto tiempo buscando, para encontrar sin pensar. Ya no quiero pensar, y quiero volver a sentir. No quiero sentir mi cuerpo, ni mi mente. Quiero sentir el alma, quiero sentir. Quiero oir al perdón y quiero respirar amor. De ese que no conoce de rencores, ni de pensamientos. De ese que no se toma tiempos, porque el tiempo no transcurre en sí. Del que siento ahora y no puedo beber. Del que siempre sentí, y nunca percibí. Del que es real, pero se aleja.

No hay comentarios: