martes, 1 de julio de 2008

Sobre creerse especial

Si, si... todos somos unicos e irrepetibles, todos tenemos algo especial, si ya lo sé.
Pero hay algo, pero hay alguien, pero hay quienes nos enfrentan con la exquisita sensación de la unicidad en su más pura idea.
Qué efímeros y transeúntes son los segundos que los sostienen, pero inigualable es el sabor del placer de sentir la homogeneidad en la carne, en las uñas, en los dedos.
Tan efímeros que cuando ocurren se congela el tiempo, tan frío que ya no vuelve a quemar. Sólo arde. Y qué insípido el dolor de saberse parte, de enterrarse en un cielo de estrellas que no brillan, pero opacan. Que no dicen, pero hablan, no sienten, pero lloran, no ven, pero miran. Que no son, pero existen. Que no son, pero las hacés ser.

(las auténticas no se opacan ni se incomodan, quedan expectantes ante la oportunidad)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente reflexión. El deseo de unicidad es lo nos hace amar muchas veces.