martes, 8 de enero de 2008

Morfosis

La mente juega maravillosamente bien con uno mismo. O es uno mismo, jugando con uno mismo, ya ni sé. Lo cierto es que la imaginación logra asombrosas conclusiones que al ser verbalizadas no se oyen tan bien. Sin embargo, uno siente en el momento que la idea progresa por dentro. Que toma una determinada forma, luego muta, y allí, se convierte en otra idea y se pierde. La ducha, quizás, es el mejor momento para que eso suceda. El cuerpo evoluciona la emoción junto a la mente, y percibe sensiblemente los cambios de la cosa. De la idea. El agua fría en la nuca, es una buena fuente de inspiración.
La idea, por si misma, toma formas inesperadas y se convierte, al final, en frases sin sentido volcadas por verborragia.

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