viernes, 14 de diciembre de 2007

Crónica de un desencuentro III - Unico en su especie

A partir de ese momento, los encuentros y desencuentros comenzaron a competir, como un clásico de domingo, por la punta del campeonato... una lástima, que ganara siempre el desencuentro. Una lástima, que cada encuentro fuera una especie de paréntesis, y no una condición. Qué lástima, haber disfrutado tanto de los encuentros, pensando que era el fin del desencuentro. Pero no tanto, tampoco. Es bueno creer. Es lindo confiar.
Hubo muchos de esos. Y todo empezaba a nublarse y perderse en la niebla.
Hasta que llegó el segundo encuentro, primero en su especie.
Justo un año después de aquel día de agosto, ocurrió.
Palabras surgieron, verdades fueron emitidas. Hubo un acuerdo. Hubo celos, y sonrisas. Se habló de terceros en discordia. Se decidió que importaban (hoy diría que más de lo que deberían importar). Al terminar la noche y llegar febo, una propuesta surgió de la nada...
Recuerdo la cara de Paula ese día. En ese momento. Con la escoba en la mano, sólo pregunté qué hubiera pasado si...

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