sábado, 3 de noviembre de 2007

Como limones

Hoy descubrí un nuevo sabor amargo: la despedida. No porque nunca haya tenido que despedirme de alguien, pero sí porque nunca había necesitado tanto tomar una decisión de ese tipo. De ese tipo porque nunca me alejé de alguien teniendo tantas ganas de morirme cerca suyo. Y porque nunca había siquiera pensado en hacerlo.
Y empezé a degustar este sabor, este nuevo aroma que se acerca a mí. Y pasan los minutos y el aroma ya es perfume. Y comienza a recorrer mi nariz y llega a mi lengua. Y ahí se queda por un tiempo. Me deja disfrutarlo porque sabe que después de ese hermoso ácido, empieza un largo camino hacia el asco. Y al ardor.

Va a ser largo, me lo demuestra el placer que me produce el primer contacto con él. Largo, largo. Y difícil. Vas a querer renunciar y mentirte. Vas a querer buscar otra forma. Pero no. Al acabar con el limón perforando tu garganta, las cosas van a ser aún peores. La locura comienza a tomar el poder y no podés contra ella. La impotencia domina toda tu voluntad y sólo sos un esclavo del demoníaco fruto. Ninguna decisión se atreve a atravesar tu mente, por miedo a ser tomada. Por suerte, sabés que pronto acaba. Ya acaba...

Todo termina una vez que los jugos gástricos se hacen un banquete con él. En ese momento, sentís la libertad en las yemas de los dedos, sentís la sangre sedienta de acción. Y tu adrenalínica existencia comienza a fantasear con lo que te espera...

Pero para eso falta, y mucho.

Las despedidas son como limones. He dicho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...Vas a querer renunciar y mentirte...Vas a querer buscar otra forma...

Prometo no perderme...me gusta leerte y todavia no me atrevo a preguntar...mejor lo dejemos asi...porque todavia no puedo entender porque me anime a escribir en este fotolog. Quisiera no animarme a mas...

Vos tampoco te pierdas. Hay en el mundo dos niñas que vivieron el mismo cuento...eso me asusta, me da miedo!