domingo, 4 de noviembre de 2007

Sándalo

Estaba en casa, sola... me tomé el finde con la caravana. Fui a comer a lo de la Flor, y cuando volví a casa, me senté, me puse a ver unos buenos videos, un par de buenos temas... Pintó un pinito y pintó un conito de sándalo... mientras prendía el fósforo (siempre con miedo a volar por la estratósfera) ya empezaba a sentir el olor del sándalo en mi mano. Cuando prendí el conito, que ya estaba paradito sobre el plato lleno de cenizas anteriores, empezé a sentirme cómoda. Como flotando en un lugar al que alguna vez pertenecí.
Me tomó un tiempo recuperar noción. El conito ardió y en un segundo inundó la habitación de ese exquisito recuerdo. Nombres, lugares, silencios, instantes... todos desfilaban por mi memoria intentando recordar ese sabor, ese color, ese aroma.
Y por fin. Lo tengo. Y ahora nunca nunca mas, voy a olvidarlo.

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